El (ANTES DE) AYER

jueves, 8 de diciembre de 2011

Si hay tres canales de televisión de los que no puedo prescindir, uno de ellos es De cine Español (DCÑ). Tiene en su parrilla películas producidas en España en todas las épocas y géneros y me ha dado la oportunidad de ver algunos clásicos que no había conseguido ver  antes.
Fue el seis de diciembre cuando no me levanté del sofá al ver que echaban Mambrú se fue a la guerra (1986), película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez.
Vaya recuerdos de infancia que vuelven con ese título. Nosotros canturreando la popular canción (Mambrú se fue a la guerra/qué dolor, qué dolor, que pena/Mambrú se fue a la guerra/no sé cuando vendrá/do-re-mí /do-re-fa) sin  saber a qué guerra hacia referencia porque, por suerte, a esas edades no teníamos ni idea de lo que había ocurrido años antes por aquí. La canción era una más del repertorio popular infantil, una más.
La película española cuenta la historia de Emiliano, un hombre que ha vivido escondido durante 36 años en su propia casa, en un zulo al que se accede tras deslizar el lavadero del patio. Sólo su mujer lo sabe y se lo comunica finalmente a su hija, yerno y nietos el 20 de Noviembre de 1975. En esa fecha el abuelo podrá salir ya de su encierro sin miedo a represalias. Lo que al principio es algarabía para todos, se convierte en desilusión, en enfrentamientos familiares, vecinales, de todo tipo. Una historia triste, una parte más de la más triste historia que haya vivido nuestro país.
El reparto es de lujo: María Asquerino, Agustín González, Nuria gallardo, Jorge Sanz, etc. Todos están geniales sin excepción. Es una historia para pensar, para recordar e incluso, en algunos momentos, para reír. Mambrú regresó, por fin, a la muerte de Franco.
Casualmente ese día terminaba de leer La Voz Dormida de Dulce Chacón. La tenía en casa desde hace tiempo y quería leerla estos días porque me apetece ver la adaptación cinematográfica que ha hecho de ella el director andaluz Benito Zambrano (ver trailer oficial AQUÍ)
Sólo he visto dos de sus películas: Solas (1998) y Habana Blues (2005), y la primera de ellas se encuentra en mi personal top ten cinematográfico. Una joya de guión, de dirección, vamos, una joya cinematográfica. 
Aunque siempre estoy diciendo que el tema de la Guerra Civil española en el cine y en la literatura ya cansa, siempre acabo interesándome por nuevas historias relacionadas con este hecho histórico. Me había sucedido esto antes con la publicación de Soldados de Salamina de Javier Cercas y con la de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez. Que no me pude resistir.
La voz dormida cuenta la historia de los perdedores de la guerra. Es una novela coral en la que Pepita, la heroína, tiene mayor protagonismo. Ella es la hermana de Tensi, la presa  embarazada que va a morir (ya se dice en la primera línea del libro). Es una mujer sensible, luchadora e inteligente. Un ejemplo de superación ante las dificultades. Visita a su hermana en la cárcel y se hará cargo de su sobrina cuando esta nazca. Sólo esperan que Tensi dé a luz para ajusticiarla, y eso es lo que trágicamente sucede. Tensi había sido miliciana durante la guerra y lo mismo su marido, Felipe, que vive escondido con otros partisanos en el monte. El mundo de la cárcel que muestra es el de las presas que conviven con Hortensia: la peliroja Elvira, Tomasa, Reme... Todas ellas perdedoras en una guerra sangrienta que se ha llevado por delante su libertad y la vida de todos sus hijos como en el caso de Tomasa. Fuera de la cárcel un ambiente de represión y de engaños, de clandestinidad y de miedo. Ahí fuera el Dr. Fernando y su mujer Amparo que viven una vida de mentira y de apariencias, Doña Celia, la patrona de la pensión en la que vive Pepita, Carmina, los maquis, todos han perdido y todos luchan por sobrevivir. Muchos de ellos con la esperanza de que los aliados ganen en la gran guerra e intervengan en España para acabar con la dictadura...
La leí pronto, no podía dejar a Pepita a un lado, ni  su fuerza, ni  su idea de lo que es la vida, ni lo que piensa de unos ideales que se están llevando por delante a los que más quiere. Curioso que viese la película de F. Gómez un seis de diciembre, curioso también que ese día terminase de leer la novela. Curioso que todo pase en el día en el que celebramos algo que ni Pepita, ni Tensi, ni Don Emiliano podían gritar: Libertad, libertad, libertad.

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