FRANK L. BAUM Y SANTA CLAUS

jueves, 29 de diciembre de 2011

Frank L. Baum nació en Nueva York en 1856. Pertenecía a una familia más que acomodada y sus grandes pasiones de niño eran la escritura (escribía pequeñas piezas de teatro) y la lectura. Tras la bancarrota económica sufrida por su padre se va a vivir a Chicago donde encuentra trabajo como redactor del Evening Post, pero nunca deja atrás su pasión por la literatura. Cuando logra publicar su primera colección de relatos titulada Madre ganso, en prosa (1897) nada le hace presagiar el gran éxito que cosecharía años después con su obra más conocida y comercial: El Mago de Oz (1900). Para hacerse una idea del boom basta decir que vendió 90.000 ejemplares el primer año y que tan enorme éxito comercial y popular hizo que Baum tuviese que continuar la saga durante años. Además guionizó su obra para llevarla al teatro y permanecería en los escenarios durante siete años ininterrumpidamente. El hombre de hojalata, Dorothy y todos los demás personajes de tan fabulosa historia se harán cinematográficos en la versión muda de 1925 y posteriormente en la musical protagonizada por Judy Garland en 1939.
Baum se construye una enorme mansión en California llamada Ozcot, y a partir de ahí tiene todo el tiempo del mundo para hacer lo que más le gusta: escribir, indagar en leyendas y leer , leer y leer.
En Vida y Aventuras de Santa Claus (Ed. Valdemar, 1999) conocemos a Nicolás desde su infancia, cuando es recogido por el rey de los bosques. Es hallado de bebé, abandonado, muerto de hambre y frío. El rey se lo entrega a una ninfa que se hará cargo de él como si de una madre se tratase. En este mundo ficticio, aunque con base en leyendas populares, se desarrolla la historia del Papá Nöel que cada día se hace más popular por estos lares.
Es una historia muy entretenida en la que todas tus dudas son resueltas: el porqué de los calcetines en la chimenea, el motivo del rápido recogimiento con los renos tras el reparto de los regalos... Como dice Fernando Lara en el prólogo del libro, ésta viene a ser una guía de Todo lo que usted deseaba saber de Santa Claus y nunca se atrevió a preguntar.
En cuanto a la edición dos cosas:
1) Me ha extrañado mucho que no ponga por ningún sitio quién es el autor de las ilustraciones (¿modernistas ?) que aparecen en el interior, siempre al comienzo de cada capítulo, de cada cierre del mismo y también separando las distintas etapas de la vida de Nicolás.
2) La portada no ha podido ser mejor elegida para mí al tratarse del Santa's Helpers de mi admirado Norman Rockwell, ilustrador durante años de la portada del Saturday Evening Post.
Por último (last but not least) y curiosamente en los días en los que me encontraba leyendo este libro, husmeando en una librería de viejo me encontré con un libro en gran formato y en inglés de la vida y obra de este genio, y que además tiene una serie de desplegables a color en su interior maravillosos. Ni que decir tiene que no dudé ni por un momento que tenía que comprarlo, y así lo hice. Autorregalos de Navidad.

¡FELIZ NAVIDAD!

viernes, 23 de diciembre de 2011


Ilustración de Norman Rockwell para el Evening Post.

LA NIÑA DE LOS FÓSFOROS.Hans Christian Andersen

sábado, 17 de diciembre de 2011

Tras acabar de ver el corto de Pixar y Disney, me apeteció volver a leer el cuento de Andersen, uno de los más tristes de mi infancia (junto con el de El Soldadito de plomo).Estos relatos tan tristes no son apropiados para niños porque yo lloré por aquel entonces y eso era innecesario ; pero mucho peor es que algunos cuentos como este de la cerillera estuviesen inspirados en hechos reales de la época en la que fueron escritos (S.XIX) y aún hoy, tantos años después se den situaciones muy dramáticas entre niños de diversas zonas del mundo.Nadie debería permitir que nada malo les sucediese y no sólo en Navidad ...

¡Qué frío hacía!; nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes, que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos.

Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero chelín; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.

En un ángulo que formaban dos casas -una más saliente que la otra-, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y, por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; sólo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: «¡ritch!». ¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Le pareció a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.

Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a ésta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan sólo la gruesa y fría pared.

Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas, ardían en las ramas verdes, y de éstas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.

«Alguien se está muriendo» -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho-: Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.

-¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad. Se apresuró a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. Estaban en la mansión de Dios Nuestro Señor.

Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas, y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver, sentado, con sus fósforos, un paquetito de los cuales aparecía consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!», dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.

FIN

DECEMBER SONG

miércoles, 14 de diciembre de 2011

El (ANTES DE) AYER

jueves, 8 de diciembre de 2011

Si hay tres canales de televisión de los que no puedo prescindir, uno de ellos es De cine Español (DCÑ). Tiene en su parrilla películas producidas en España en todas las épocas y géneros y me ha dado la oportunidad de ver algunos clásicos que no había conseguido ver  antes.
Fue el seis de diciembre cuando no me levanté del sofá al ver que echaban Mambrú se fue a la guerra (1986), película dirigida y protagonizada por Fernando Fernán Gómez.
Vaya recuerdos de infancia que vuelven con ese título. Nosotros canturreando la popular canción (Mambrú se fue a la guerra/qué dolor, qué dolor, que pena/Mambrú se fue a la guerra/no sé cuando vendrá/do-re-mí /do-re-fa) sin  saber a qué guerra hacia referencia porque, por suerte, a esas edades no teníamos ni idea de lo que había ocurrido años antes por aquí. La canción era una más del repertorio popular infantil, una más.
La película española cuenta la historia de Emiliano, un hombre que ha vivido escondido durante 36 años en su propia casa, en un zulo al que se accede tras deslizar el lavadero del patio. Sólo su mujer lo sabe y se lo comunica finalmente a su hija, yerno y nietos el 20 de Noviembre de 1975. En esa fecha el abuelo podrá salir ya de su encierro sin miedo a represalias. Lo que al principio es algarabía para todos, se convierte en desilusión, en enfrentamientos familiares, vecinales, de todo tipo. Una historia triste, una parte más de la más triste historia que haya vivido nuestro país.
El reparto es de lujo: María Asquerino, Agustín González, Nuria gallardo, Jorge Sanz, etc. Todos están geniales sin excepción. Es una historia para pensar, para recordar e incluso, en algunos momentos, para reír. Mambrú regresó, por fin, a la muerte de Franco.
Casualmente ese día terminaba de leer La Voz Dormida de Dulce Chacón. La tenía en casa desde hace tiempo y quería leerla estos días porque me apetece ver la adaptación cinematográfica que ha hecho de ella el director andaluz Benito Zambrano (ver trailer oficial AQUÍ)
Sólo he visto dos de sus películas: Solas (1998) y Habana Blues (2005), y la primera de ellas se encuentra en mi personal top ten cinematográfico. Una joya de guión, de dirección, vamos, una joya cinematográfica. 
Aunque siempre estoy diciendo que el tema de la Guerra Civil española en el cine y en la literatura ya cansa, siempre acabo interesándome por nuevas historias relacionadas con este hecho histórico. Me había sucedido esto antes con la publicación de Soldados de Salamina de Javier Cercas y con la de Los girasoles ciegos de Alberto Méndez. Que no me pude resistir.
La voz dormida cuenta la historia de los perdedores de la guerra. Es una novela coral en la que Pepita, la heroína, tiene mayor protagonismo. Ella es la hermana de Tensi, la presa  embarazada que va a morir (ya se dice en la primera línea del libro). Es una mujer sensible, luchadora e inteligente. Un ejemplo de superación ante las dificultades. Visita a su hermana en la cárcel y se hará cargo de su sobrina cuando esta nazca. Sólo esperan que Tensi dé a luz para ajusticiarla, y eso es lo que trágicamente sucede. Tensi había sido miliciana durante la guerra y lo mismo su marido, Felipe, que vive escondido con otros partisanos en el monte. El mundo de la cárcel que muestra es el de las presas que conviven con Hortensia: la peliroja Elvira, Tomasa, Reme... Todas ellas perdedoras en una guerra sangrienta que se ha llevado por delante su libertad y la vida de todos sus hijos como en el caso de Tomasa. Fuera de la cárcel un ambiente de represión y de engaños, de clandestinidad y de miedo. Ahí fuera el Dr. Fernando y su mujer Amparo que viven una vida de mentira y de apariencias, Doña Celia, la patrona de la pensión en la que vive Pepita, Carmina, los maquis, todos han perdido y todos luchan por sobrevivir. Muchos de ellos con la esperanza de que los aliados ganen en la gran guerra e intervengan en España para acabar con la dictadura...
La leí pronto, no podía dejar a Pepita a un lado, ni  su fuerza, ni  su idea de lo que es la vida, ni lo que piensa de unos ideales que se están llevando por delante a los que más quiere. Curioso que viese la película de F. Gómez un seis de diciembre, curioso también que ese día terminase de leer la novela. Curioso que todo pase en el día en el que celebramos algo que ni Pepita, ni Tensi, ni Don Emiliano podían gritar: Libertad, libertad, libertad.

LECTURAS ( II )

jueves, 1 de diciembre de 2011

Debí leer a Janet Frame (1924-2004) hace mucho tiempo. En realidad no sé por qué tengo en la biblioteca Un ángel en mi mesa y Buffalo Daughter desde hace...
Compré usado este Hacia otro verano y la misma semana comencé su lectura. Fue publicado cinco años después de la muerte de la autora. Ella no quería que eso se hiciese porque quizá revelaba mucho más de sí misma de lo que ella quisiera que los demás supieran: su extrema sensibilidad, pinceladas de su infancia y su adolescencia, su malestar en situaciones cotidianas y triviales, su homesickness durante su estancia en Inglaterra. Hacia otro verano es un espejo de sí misma en todo: en lo bueno y en lo menos bueno que le haya podido suceder.
El punto de partida es sencillo: Grace Cleave, escritora neozelandesa afincada en Inglaterra, es invitada a pasar unos días en casa de un amigo escritor y su mujer.
Grace se enfrenta allí con sus recuerdos, con unos hechos cotidianos simples y triviales pero que la acartonan y le hacen sufrir (para algunas personas la fobia social es algo doloroso). Hasta la presencia de los niños del matrimonio la incomodan. No sabe desenvolverse en lo cotidiano, tiene bastante con su mundo interior. Quisiera ser ave y partir hacia otro verano:
No, no es la llamada de la urraca, sopesó Grace. Quizá se trata de un ave de las marismas o de un chorlito; o de un avefría; ¿por qué está aquí ahora? ¿acaso sabe que yo también me he convertido en pájaro? ¿que ha llegado el momento de que vuele hacia otro verano?
-¿Has visto algo interesante en tu paseo?
-Iba andando por el campo cando vi cómo una mujer se convertía en un pájaro.
¿Por qué no podía decir la verdad por una vez en su vida? La necesidad de contárselo a Philip y Anne, de plantarse en su cocina grande y desordenada y decir, en voz alta, he visto una mujer convertirse en pájaro, era tan intensa que Grace no sabía si quedarse callada. {...} Quizá por primera vez en su vida se encontraba entre gente cuya imaginación no residía en una pequeña habitación oscura sin ventanas, cuya comprensión y benevolencia eran liberales, osadas.
Conocí a Beryl Bainbridge gracias a la publicación de La Cena de los Infieles (Injury Time) el pasado año por la editorial Ático de los libros. La novedad aparecía en una revista literaria on line y me costó Dios y ayuda hacerme con el libro. No sé si una mala distribución o qué pero miré hasta en cinco librerías antes de poder comprarlo por fin.
La cena de los infieles es desde luego muy British en muchas de sus propuestas: la doble cara de los personajes, el juego de las apariencias, las infidelidades barnizadas de vida normal, el humor negro y un largo etcétera.
Comienza con los preparativos de una cena que Binny, la amante de Edward, celebrará en su casa para unos amigos y así teñir de normalidad su relación hasta el momento clandestina. Esto ha sido idea de Edward que le quiere ofrecer a Binny la sensación de que juega un papel más importante en su vida de lo que pudiese parecer. Lo dicho: aquí no pasa nada y todo es de lo más normal. Pues giro de 180 grados porque en el trascurso de la cena van a aparecer unos personajes que trastocarán toda la normalidad que se presagiaba y que cambiarán el trascurso de su relación para siempre. Es muy amena, tiene mucho aguijón clavado en la hipocresía, en el mundo de las apariencias y en los falsos sentimientos. Muy recomendable .
Tras leerla, descubro en Londres el lanzamiento a bombo y platillo de una novela póstuma de esta autora británica: The girl in the polka dress. Creo que la familia se indigna porque aseguran que ella la dejó inacabada pero la editorial alega razones de peso para lanzarla :
Beryl was in the process of finishing The Girl in the polka dot dress when she died on July, 2010. Her long-time friend and editor, Brendan king, prepared the text for the publication from her working manuscript, taking into account suggestions Beryl made at the end of her life. No additional material has been included.
Recientemente también , he terminado de leer Picnic en Hanging Rock de la australiana Joan Lindsey.
La publica Impedimenta con una edición francamente bien anotada. La acción de esta novela trascurre en el año 1900 en un exclusivo internado de señoritas. Para celebrar San Valentín, el colegio las lleva de excursión campestre y en Hanging Rock desaparecen tres alumnas y una profesora.
Aunque la atmósfera opresora traspase las páginas, la incertidumbre de qué es lo que ha pasado y lo magníficos que son algunos personajes me lleve a seguir leyendo hasta el final, no es una de esas novelas que me hayan entusiasmado. Destacable su final abierto y que da lugar a discusiones varias.

(Ilustración de la cabecera de Chiara Fatti)

Fabricando sueños

domingo, 20 de noviembre de 2011

Parece que Lotería Nacional no puede hacer ya más bonitas sus campañas televisivas de la lotería de Navidad pero la de este 2011 demuestra lo contrario.
Bonita historia, preciosa fotografía y ensoñadora banda sonora de Edward Scissorhands.
Me hizo soñar con la (¿utópica?) justicia social. Me envolvió de recuerdos de infancia de esos fríos y helados días de felicidad,llenos de impaciencia por la llegada de los Reyes Magos. Y esos décimos de lotería en el cajón de la mesa de la cocina esperando a ser premiados con el gordo.


PEQUEÑO ESCAPARATE DE LIBROS QUE NO OLVIDARÉ (II)

domingo, 6 de noviembre de 2011

Nada de lo que he leído hasta el momento de Ian McEwan me ha disgustado, pero el que ha dejado una huella indeleble ha sido The Child in Time. Es la octava maravilla del mundo seguramente. Imprescindible.

Este otro me hizo sonreír en un momento muy difícil que me tocó vivir y por eso le estoy tan agradecida a Mr. Barnes. Me apetece leerlo de nuevo pero esa vez será en inglés. El título original es The Pedant in the kitchen y lo encuentro más acertado que el de su traduccción en castellano.
El Buda de los suburbios fue mi primer Kureishi y el que más me ha gustado hasta el momento. Si algún día lo vuelvo a leer también será en inglés, para no perderme nada, nada.
Trece Ríos, Siete Mares es el título de la edición española de Brick Lane. Hace ya muchos años que lo leí después de haberlo comprado sin tener ni idea de quién era Monica Ali. Corrí el riesgo y mereció muy mucho la pena. Ahora tengo en casa Alentejo Blues e In the Kitchen a la espera. Diréis que con ese título jamás lo hubieseis comprado, pero lo cierto es que está sacado de un pasaje tan bonito, que a mí incluso me gusta más que su título original.

ANAGRAMS. LORRIE MOORE

martes, 25 de octubre de 2011


Puede parecer algo simple, caprichoso e incluso retorcido, pero el hecho de que Lorrie Moore llevase unos cinco años sin publicar nada fue lo que me llevó a leer Al Pie de las escalera. Ese hecho la hizo ante mis ojos una escritora "de verdad". Sólo ante mis ojos, porque a los de la crítica literaria ya lo era desde que publicara la colección de cuentos Self-Help, su primera obra.
Después de haber leído la novela arriba mencionada supe que una nueva autora se incorporaba a mi personal mundo de la literatura de ficción, y a partir de ahí me empiezo a parar en la "M" de ficción cuando tengo la oportunidad de viajar fuera. En Hampstead compré Who will run the frog Hospital? y en Edimburgo el libro que hoy ocupa esta entrada. Lo cogí en uno de los Waterstone's de la ciudad, imposible resistirse al 3x2 in all paperbacks (los otros dos fueron Author, author de David Lodge y This book will save your life de AM Homes).
A Anagrams (1986) se la considera su primera novela aunque para algunos (entre los que me incluyo) sea una colección de cuentos + una novela corta, protagonizados por los mismos personajes (Benna y Gerard) y con una variedad de secundarios que en ocasiones se repiten de una historia a otra.
Es muy interesante la forma. Una de las protagonistas hace anagramas con las palabras y también con la vida, pero L. Moore hace lo mismo jugando a crear diferentes historias con las mismas fichas que mueve de distinta manera según le convenga: Benna es a veces una mujer entregada y otras una mujer distante; Eleanor es una amiga fiel y también puede aparecer como una traidora, etc.
No sólo exhibe una técnica narrativa que me encanta sino que además aprecio mucho el uso de la ironía en todo lo suyo que hasta el momento he leído, además dicen de ella que es la escritora de temas como la falsa felicidad (claro en The Nun of That, la novela corta incluida en Anagrams) y de la hiprocesía.
Hubo momentos para la ternura, para el dolor y para la risa, y recuerdo con mucho agrado estos últimos.
Le dice Eleanor a su amiga Benna en Strings too short to use:
"Give that man a mustache to twirl and a girl to tie down to the railroad tracks . Look, you are going to be fine.You are going to end up with Perry". Perry was a man she'd invented for my future. He was from Harvard, loved children, and believe in Marriage Equivalents. The only problem was that he was epileptic and had had fits at two consecutive parties. "Me", said Eeleanor, "I'll probably end up with some guy named Opie who collects Pinocchio memorabilia and says things like "Holie-moley-pole".He'll want me to dress up in sailor suits.
Y genialmente cómico me resultó uno de los pasajes en The nun of that cuando a Benna la llaman para pedirle una ayuda para llevar a unos niños discapacitados al teatro. La reflexión que hace la protagonista es mordaz, crítica con ciertos organismos no gubernamentales y al tiempo descacharrante. Sin desperdicio.

Nota: Este libro lo publicó en su día la editorial Anagrama bajo el título de Anagramas pero actualmente creo que está descatalogado, sin embargo, de la autora hay muchas otras publicaciones en Salamndra (Autoayuda, Pájaros de América,...) y en Seix Barral (Al Pie e la escalera)

PARA TODOS

domingo, 16 de octubre de 2011

Para los de ciencias, para los de letras, para todos los que no dejáis nunca de admirar la naturaleza y todas las demás cosas bellas....

ALGUNAS LIBRERÍAS DE EDIMBURGO

lunes, 26 de septiembre de 2011


Fue el único día que amaneció soleado durante nuestra breve estancia en Edimburgo. Atravesamos el Grass Market en dirección a West Port, calle donde está Edinburgh Books. Me sonaba haber leído por alguna parte que en aquella calle había más librerías de viejo aparte de esta, pero no estaba segura, y lo que me encontré fue una larga avenida con varias librerías de viejo, buenas, interesantes, con mucho surtido y muy tranquilas.
Comienzo pues por el principio que es por donde se deben comenzar las cosas, ¿no?
Edinburgh Books tiene una fachada azul muy bonita y tiene pinta de ser pequeña, pero cuando entras, tras darte cuenta que una cabeza de búfalo (el animal se llama Clarence, por cierto) te vigila, descubres que hay varias estancias y recovecos y que nunca acabas de verlo todo, claro. De frente está la ficción muy bien clasificada, como siempre por esos lares, por autores de la A a la Z. En cada esquina una silla con cojín para que te sientes, si te apetece, a hojear los libros. Vas pasando estancias y te encuentras con muchas más cosas de arte, religión, Escocia, deportes..., todo con precios más que razonables. Cuando piensas que ya has acabado te das cuenta de que te queda el sótano (por más que ponía un cartelito "mind the head", me pegué un cabezazo. No sería el primero a lo largo de esos días). Abajo hay literatura de viajes, otras lenguas (muy poco en español) y una sección muy curiosa con partituras musicales que pertenecen a una casa de discos que tiene ese minúsculo espacio alquilado . Siguen los elementos decorativos aquí abajo muy presentes. Me fascinó una vieja máquina de escribir tipo años 40. Aquí hay humedad y hace frío pero estamos solos y hay un silencio impagable. Me voy con dos libros para unos amigos y una bolsa con el emblema de la tienda, el búfalo Clarence, of course.
Siguiendo calle abajo te encuentras con varias más, pero algunas están cerradas y no sé si es que no abren en sábado o que ha cesado el negocio. Entramos en Armchair books. En teoría, según cuenta el folleto que cogí en el Festival Internacional del Libro de Edimburgo al día siguiente de pasear por West Port, esta tienda tiene un local dedicado a la ficción y otro adjunto con mapas antiguos, historia y generalidades. Digo en teoría porque el pequeñísimo local adjunto al de la ficción estaba cerrado y parecía no tener acceso desde el primero, aunque lo cierto es que estuve tan embebida con las interminables estanterías de ficción que ni me acordé de preguntarle a los libreros si podía ver los del anexo. El local es estrecho pero tiene muchísimo y a muy buenos precios. Me tuve que contener porque hubiese llevado como veinte, pero era el primer día en la ciudad y sabía que irían cayendo varios en más librerías y en el festival, tal y como resultó ocurrir (una, que se conoce muy bien). De aquí me llevé One good Turn de Kate Atkinson (portada por cierto con el castillo de Edimburgo) y Perfect Happiness de Penelope Lively. En la acera tenían unas cajas con libros a una libra y allá en seguida que se fue a vigilar el precioso border collie que tienen en la tienda y que minutos antes se había colado por el sinuoso pasillo a saludarnos.

Después de ésta entré en una preciosa, con unas vitrinas en caoba y un doble piso a la vista con barandilla de madera, donde el propietario y el que parecía ser un cliente habitual de mediana edad conversaban sobre la belleza y el valor de unas láminas antiguas. Después de echar un vistazo nos fuimos a Peter Bell books, al lado de la anterior y en la misma acera de Armchair Books. En la línea de las anteriores pero quizá todo más pulcro y ordenado si cabe. Las estanterías y lo que contienen dan sensación de estar en una librería anticuaria más que de libro viejo y casi no me atrevía a mirar los precios dando por hecho que iba a estar todo fuera del alcance de mi bolsillo. No fue así: también tenía muy buenos precios y además los libros estaban en mejor estado que en ninguno de los anteriores locales. El librero muy amable y educado. Nos ofreció su ayuda preguntándonos además si nos sentiríamos más cómodos hojeando por nuestra cuenta. De aquí me llevé Short Stories de Woodehouse  en una edición preciosa en tela, con caja de cartón que enseñaré un día de estos por aquí. También me llevé poesía de Liz Lochead. Abandoné la calle West Port satisfecha y muy emocionada de haber encontrado todos estos sitios sin saber que  formaban la asociación de libreros West Port* (como ya dije antes toda esta información me llegó un día después).


*(portada del folleto informativo de la asociación de librerías y mapa)


Otro de los días en esta ciudad de cuento me pasé por el Blackwells. Está en South Bridge, muy cerca de la universidad. Está muy bien, ya se sabe, aunque esta vez la oferta 3x2 no era muy variada y aún así cayeron cosas de David Lodge y de Jackie Kay entre otras. La sorpresa que me deparó el camino a Blackwell's fue encontrar de camino varias charity shops con libros y justo en la esquina de la gran librería, otra de segunda mano: Southside Books. Ésta estaba muy concurrida y creo que por estar cercana a la universidad tiene muchos libros de texto de medicina, química, filosofía, etc. Aquello era un sin parar de entrar y salir gente joven sobre todo. También hay ficción, pero en menor cantidad que la de los libros específicos  para las facultades. Sí que recuerdo una sección de literatura española francamente novedosa que mezclaba clásicos publicados en España y otros también en nuestro idioma pero publicados por una editorial inglesa.
De aquí me llevé uno que llevaba tiempo buscando de la neozelandesa Patricia Grace.

La última librería de libro viejo que vimos fue McNaughtan's. ¡Lo que nos costó encontrarla! Está en el paseo que lleva a Leith, en lo que llaman New Town. Aquel día llovían perros y gatos y el mapa de nuestra guía en ese momento nos falló, situándonos la librería en el lugar equivocado. Caminata para arriba y para abajo, no dudé en preguntar a la gente en un par de ocasiones pero seguíamos sin dar con ella. Finalmente entré en una Charity shop de la zona y le pregunté al propietario..., ¡estábamos tan sólo a veinte metros! Por cierto: la tienda en cuestión tenía mucha variedad de muebles pero, cómo no, reservaba su esquina librera con una oferta de una libra para los paper backs y dos libras para los Hardbacks. Pena que lo que tenían o bien no me interesaba o bien ya los tenía.

McNaughtan's es una librería de mediados del siglo pasado que en su día estuvo regentada por un militar jubilado. Es preciosa, todo está impecablemente ordenado, silenciosa, tenía todo de todo y además seguíamos con buenos precios. De aquí me llevé Southriding de Winifred Holtby, una novela de Edmund Crispin (autor recientemente descubierto por mí gracias a la lectura de Todo lo que sé de novela negra de PD James) y Curriculum Vitae de Muriel Spark. Con esto di por terminado el cupo disponible para libros de segunda mano porque tenía otros tantos ya en la maleta adquiridos en el festival y en el Waterstone's de Princess Street.

Fotos (de arriba a abajo)
-Edinburgoldtown.org.co.uk
-Abebooks (interior de Armchair books)
-Maneatink (West Port street)
-Bookloversnevergotobedalone

PEQUEÑO ESCAPARATE DE LIBROS QUE NO OLVIDARÉ

sábado, 17 de septiembre de 2011

Bajo este título, de vez en cuando , iré poniendo libros que he leído a lo largo del tiempo y que no he olvidado (ni quiero). Sí, es cierto que algunos de ellos no sé si pasarían una relectura con buena nota. No lo sé. Pero están en mi particular memoria literaria.




Por si alguien estuviese interesado: todos los podemos encontrar en español excepto el de Jamaica Kincaid.
Otra cosa: es casi imprescindible leer a Ali Smith en inglés. Ya comentaré pronto por qué.
Por último: todos los que aquí exhibo, pasarían una y mil relecturas.

DE BOSQUES Y LIBROS

martes, 13 de septiembre de 2011

Cuando era pequeña a mi madre no le gustaba que pasase las tardes en el bosque jugando con los de mi barrio. No me tenía delante y no me podía ver desde la ventana. Además, llegaba a casa con las botas llenas de barro, ortigada y llena de arañazos por culpa de la dura y riesgosa actividad de trepar por los árboles. Era por esto y no por que ella supiese que en la literatura el bosque es un símbolo de lo maligno, lo oscuro, el lugar donde reside el diablo... Desapariciones, extraños sucesos, crímenes. En el bosque, bajo la luz de la luna.
¿Cuántas historias reales y fictícias comienzan o acaban con sucesos macabros en un bosque? Sería tan dificil como contar cuantas canciones hablan de amor, o de desamor.
En los últimos tiempos me he encontrado leyendo varias de ellas, sin selección previa, sin pretenderlo.
Bosquefrío del irlandes Patric Mc Cabe
me dejó casi sin aliento: muy buena historia, muy dura, muy buena narración. Inolvidable. Tengo ganas de repetir con el autor y ya compré The Butcher's Boy el pasado año en un Oxfam de Bloomsbury.
En In the Forest, de la también irlandesa Edna O'Brien, se ficcionalizan unos hechos reales sucedidos en el condado irlandés de Clare: el rencor, la envidia, la marginación, seres inocentes que mueren por una serie de fatales circunstancias. También repetiré próximamente con Edna...
El interior del bosque (1999) de Eugenio Fuentes es otra novela que comienza con el asesinato, en una reserva natural, de una joven y atractiva pintora que aparentemente no tiene enemigos. La novela fue galardonada con el premio Alba/Prensa Canaria de 1999, y su autor es uno de los reconocidos escritores de novela negra actual en nuestro país. De esta última lectura  puedo decir que  sólo me gustó el fin de trayecto, pero que no disfruté durante el viaje. Si por una razón quería terminarlo era  para ver quién de entre todos los sospechosos resultaba ser el asesino. Con eso queda todo dicho. No es mi estilo, definitivamente.
Y, por último, no ya en un bosque si no en un sendero, en medio del campo, Joanna pierde a su madre y a sus hermanos víctimas del ataque de un psicópata. Ella logra ,escapar y ahora es la Dra. Hunter, casada y con un bebé. Lleva una vida acomodada y parece haber sobrevivido al terrible pasado en todos los aspectos. Pero no es así. Tiene a Reggie como niñera y como amiga y un buen día la doctora y su bebé desaparecen y Reggie se involucra en su búsqueda e involucra además al detective Brodie, al que conoce tras haberle salvado la vida. Y hasta aquí quiero leer, que Kate Atkinson es una gran narradora y creadora de personajes muy reales y especiales a la vez y no quiero destripar todo el engranaje de relaciones que se establecen en la novela Esperando noticias (When there will be good news?), que fué un regalo que me hicieron de nocumpleaños y que me duró como lectura tan sólo tres días. A partir de ahora ya podré ir leyendo todo lo de K. Atkinson en inglés...(continuará)

Menos mal que aquellas madres nuestras, sabias como eran, eran desconocedoras de lo que representa el bosque en la literatura, porque no habríamos podido vivir nuestra infancia de igual manera, sin adentrarnos en el bosque, sin  corretear por los senderos de extensos praos...

IL FAUT SAVOIR ATTENDRE (1999)

domingo, 11 de septiembre de 2011

WALKING OXFORD

viernes, 9 de septiembre de 2011

Llegamos a media mañana en uno de los días más soleados de mi verano. El trayecto desde Paddington se me hizo muy ameno, a pesar de que la abundante vegetación que hay junto al trazado de vías me impidió disfrutar del paisaje mucho más. El tren iba lleno de turistas nacionales que iban a pasar el día a Windsor, así que cuando se bajaron para hacer transbordo, nos quedamos prácticamente solos durante los escasos kilómetros que quedaban hasta llegar a nuestro destino.
El ver el enorme parking de bicis junto a la estación me hizo recordar que la primera vez que vi imágenes en movimiento de esta ciudad fue hace tiempo en la primera película de Gracia Querejeta: El último viaje de Robert Rylands. Aquellas escenas del Oxford universitario, los trayectos en bici del profesor y el aire meláncolico de la historia es todo lo que me queda de ella y, ahora, me encantaría volver a verla de nuevo y reconocer los lugares por los que paseamos hasta media tarde.
Seguía yo en este día  un poco con las prisas de Londres porque enseguida adiviné que querría ver muchas cosas y que no aparecería el conejo blanco, con su reloj de bolsillo en la mano, para que yo le siguiese y todo resultase más sencillo. Abrimos el mapa que habíamos comprado al llegar y nos dimos cuenta de que no tenía callejero y ¡yo con la dirección de Alice's Shop anotada en un papelín!. Sabía que St Aldate's Street quedaba muy cerca de Christ's Church y la encontré rápido. La tienda es realmente bonita pero atestada de gente y de objetos que una tiene miedo romper. Sólo me llevé unas pequeñas cosas, entre ellas un lápiz para mi colección. Al fondo estaban los libros y varias ediciones de Alice. Me alegró comprobar que también tenían la que yo considero la mejor, la anotada por Martin Gardner. La compré hace un par de años, está junto a mis otras cuatro Alicias, ninguna comparable a esta edición.
Después de abandonar el lugar donde la pequeña Alice compraba sus sugar canes, nos fuimos hasta Blackwell's, siguiendo una recomendación de Oscar del blog Strange Library. "Lo tiene todo" dice en uno de sus posts. Es así, tanto que yo que tenía que seguir con mi restricción de compras de libros y lo pasé un poco mal, vaya. Está francamente bien. Es la mejor de las Blackwell's en las que he estado, y además tiene una sección de second-hand muy interesante, con precios diferentes según el estado en que se encuentren los libros. Había mucho de crítica literaria, lingüística, ficción... ¡para perder el sentido!. Me llevé  Faces in the water de Janet Frame. Dejé atrás unos quince que me hubiese gustado llevar, entre ellos un estudio de la Byatt sobre la relación de Coleridge y Wordsworth .
Fotos, calles, tiendas y unos capuccinos después seguía sintiéndome un personaje en un decorado. Era todo tan especial que parecía irreal a mis ojos.
El tiempo se nos echó encima y descubrimos que varios colleges estaban ya cerrados, así como el Museo de la Historia de la ciencia (que nos interesaba especialmente por una exposición temporal que se anunciaba a la entrada), no obstante conseguimos visitar el Balliol College a hora y media de su cierre. Tranquilo, casi vacío, con unos jardines hermosos y cuidados, y con una capilla y un hall espléndidos. Fue  fundado en el siglo XIII por John de Balliol, uno de los Lords más fieles a Henry III. Casado con una princesa escocesa, tuvo un hijo que  llegó a ser rey de Escocia por un espacio de tiempo muy breve. Quizás uno de los estudiantes más celebres de este college haya sido Adam Smith, autor de Wealth of Nations, y en el folleto que me dieron en la entrada decía que varios miembros de la administración Obama y tres Prime Ministers también se encontraban entre sus más laureados scholars. En cambio, lo que me resultó más curioso fue el hecho de que en sus terrenos estuvo el Catherine Wheel Inn, donde varios de los conspiradores del Gunpowder Plot se reunieron en 1605. Otro dato: Lord Peter Wimsey, detective de las obras de Dorothy L. Sayers, estudió también en Balliol (en la guía dice "The most famous fictional person to have studied at Balliol".)
¡¡Qué estupendo día tan corto!!, cuánto por ver aún en otras ocasiones (please!!!!!!), cuántos suspiros junto al puente, frente al Sheldonian Theatre, antes de tomar camino de vuelta a la estación.
Foto arriba en blanco y negro del Balliol College: old ukphotos.co.uk
Foto en color de Oxford: greyline.com

MIND THE BOOKS

lunes, 29 de agosto de 2011

"¡Dios mío! ¡Voy a llegar tarde!" decía el frenético conejo blanco en Alicia en el país de las Maravillas, corriendo sin parar, estresado... Yo actuaba casi como él el día que llegué a Londres. Tenía poco tiempo por delante y muchas cosas por hacer: repetir lugares, conocer Oxford, volver por las librerías de Charing Cross y pararme a tomar el capuccino en Foyles. Por si fuera poco apretada la agenda, venía también con una restricción dolorosa: "No compres más de uno o dos libros que después te vas a Edimburgo y no puedes sobrecargarte ya los primeros días" (stream of consciousness).
Esto sí que ya era demasiado, aunque intenté salir concienciada ya de casa, pero una cosa es pensarlo y otra muy distinta estar delante de una pila de libros que te interesan y ¡a buen precio!.
Casi todos los objetivos logrados, a pesar de que llegamos al día siguiente del fatídico suceso en Croydon y de que en el Central London había varios establecimientos cerrados ya a las cuatro de la tarde porque querían que sus empleados llegasen a sus casas sin problemas (así rezaba en los carteles de la entrada del Waterstones de Kensington). "England's shame" era el titular del Evening standard de aquel día, pues sí.
Y retomo el asunto de los libros: mi contención se redujo a tan sólo tres libros adquiridos, todos de segunda mano: uno de Ngaio Marsh (escritora de novela negra neozelandesa que conozco gracias a la lectura de Todo lo que sé de novela negra de P.D. James), otro de Caryl Phillips y por último Notes from a small island de Byll Bryson. Los compré en diferentes charity shops. No está mal para haber estado en Foyles, varias de las librerías de Charing Cross y el Waterstones de High Street Kensington, que finalmente pudo reabrir con su horario normal.
Proximamente: Oxford.

ELIZABETH X 3

martes, 23 de agosto de 2011

No sé si es un factor a añadir a la hora de que nos guste más un escritor, el hecho de que sea tan difícil conseguir sus libros, tanto si están en su idioma original como sus traducciones al castellano. Digo que no sé si es así generalmente, pero es lo que me acaba pasando: ¿será que me gusta lo complicado?(literariamente hablando).
De Elizabeth Jolley tuve noticias hace ya unos años por una amiga que me dijo que si leía Miss Peabody's Inheritance me encantaría, pero el caso es que ella lo había  tomado prestado de una biblioteca cuando vivía en UK y aquí estaba descatalogado en español y, claro está, en inglés, ni rastro. Finalmente compré de la misma autora The Well en Londres, en Southbank, y vine con él en la maleta como si trajese oro, esmeraldas, caviar iraní, el artículo de lujo más grande que cualquiera querría disfrutar en la vida, y por tan sólo dos libras. Sin embargo leí antes La Herencia de Miss Peabody porque no pude resistirme a sacarlo cuando lo encontré en una biblioteca pública. Ambos son estupendos: presentan unas mujeres protagonistas muy interesantes. En ambos casos  relatan historias que se salen un poco de lo habitual pese a no tener nada de fantásticas ni de irreales.
En La Herencia ..., la dura vida de una joven que cuida de su madre mayor y enferma, se hace más liviana gracias a la correspondencia que mantiene con su escritora favorita, correspondencia en la que le va adelantando fragmentos de la que será su nueva novela en el mercado.
En The Well dos son sus protagonistas femeninas tembién: una solterona y su protegida que viven una vida de derroche y libertad en una casa en medio del desierto australiano, cuando un accidente truncará su felicidad y todo se volverá oscuro y extraño. Intriga desde la primera página. Ahí cuenta el accidente y después va hacia atrás en el tiempo y nos encontramos con Hester viviendo con su anciano padre antes de que conociese a la joven con la que compartiría su vida. La tensión va en aumento y llega a ser un poco sofocante, la lees estando en un ay, con ganas de saber qué ha pasado y cómo será el desenlace. Todo esto disfrutando mucho página a pagina porque la narración es realmente rica  y los personajes son de lo más curioso (desde mi punto de vista, claro).
En español sólo se puede encontrar de segunda mano. Lo publicó Alfaguara hace años junto con Foxybaby y La Herencia de Miss Peabody.
A Elizabeth Taylor, la escritora británica, la conocí por el blog En Barcelona. Desconocía que hubiese habido una escritora con el mismo nombre que la célebre actriz*, aunque sería más justo decir que la actriz tenía el mismo nombre y apellido que la escritora puesto que esta última era mayor. Una vez más me encontré con una tarea más dificil que la de buscar una aguja en un pajar. Creo que fue en el mismo viaje a Barcelona en el que encontré La Herencia de Miss Peabody (prueba a leer un libro que  no eras capaz a encontrar para que tras haberlo leído se te aparezca por todas partes) cuando saqué a Angel (Anagrama) de la estantería más alta de cuantas pueda haber en La Central (Carrer Mallorca). Es una edición de hace ya unos años que ahora está descatalogada, pero allí estaba mi ejemplar ¡menos mal que aún quedan algunas librerías con fondo!
Angel es el diminutivo de Angelica, niña un tanto malvada, soberbia y caprichosa que reniega de sus orígenes modestos y que trata con tiranía a todos cuantos la rodean. Vive con su madre en la vivienda que hay en la parte de arriba de su comercio y se propone hacerse rica y poderosa a base de triunfar en el mundo literario con unos folletines rosa, dramaticones y de baja calidad literaria. La historia abarca toda la vida de Angel (mejor la hubiesen llamado demonio), una persona que no evoluciona con los años y a la que no se le pone nada de por medio para obtener lo que quiere, así que será capaz de tratar mal desde su tía a su madre pasando por sus agentes literarios. A pesar de lo odiosa que resulta esta protagonista, la encuentro genial como creación literaria, como personaje. Cuando crees que ya no te puede sorprender más, va y lo hace.
Es una mujer sin corazón. Incluso cuando parece que se enamora, no lo hace de verdad y es más un encaprichamiento y una obcecación que lo que podríamos entender por amor del de verdad.
A estas alturas sobra decir que me gustó esta novela de E. Taylor y que me apetece seguir leyendo cosas de una escritora a la que Kingsley Amis describió como una de las mejores autoras de su época.
Angel fue llevada al cine por el realizador francés François Ozon en 2007.

* Casualmente, en el tiempo que trascurrió entre estas dos lecturas falleció Elizabeth Taylor, la gran actriz, a la edad de 79 años. Ya comentaré sobre una de las películas que hizo, una de mis favoritas del blanco y negro.

Nota: Las portadas que incluyo aquí no se corresponden con las de mis libros puesto que la edición que tengo de The Well es de Penguin King y la de Angel es de la editorial Anagrama (1986)

Nuevos en mi biblioteca

domingo, 7 de agosto de 2011

Estos tres primeros los pedí a The Book Depository. Tenía especiales ganas de Cambridge, hace años estaba out of print y en cuanto lo vi, ahí que estaba yo pidiéndolo.
 Este ensayo de Chesterton fue comprado en una de las poquísimas librerías decentes que quedan por aquí.
Este último lo compré en el rastro ¡por tan sólo 1 euro! Mi edición es mucho más nueva (2002) que la que veis aquí. La mía es de Penguin Classics y el libro está en muy buen estado, así que un alegrón. Hasta el momento no he leído nada del keniata pero tengo buenas referencias. Por suerte, además, no es una traducción al inglés sino que es una de las novelas que el autor escribió originalmente en este idioma.

Moral disorder . Margaret Atwood

miércoles, 3 de agosto de 2011


De Margaret Atwood (Ottawa, 1939) se dice que es la eterna candidata al Nobel de Literatura, algo que comparte con su compatriota Alice Munro. Por el momento ha tenido muchos reconocimientos por parte de instituciones(cuando recibió el Príncipe de Asturias de las Letras, creo que fui la asturiana más feliz), público lector y crítica. Aunque se conocen más sus novelas, es también autora de poesía (aquí puse uno de los poemas pertenecientes a Los diarios de Susana Moodie ) y ensayista.
Lo primero que leí de ella, hará unos doce años, fue precisamente, poesía y después cuentos  (Asesinato en la oscuridad), y fue cuando leí estos cuando realmente me enganché  a  su estilo, a sus originales personajes, a su personal visión de las cosas más simples y cotidianas....
Moral Disorder (2006) es una colección de once cuentos,  cinco de los cuales habían sido  ya publicados previamente en diferentes periódicos y revistas. Uno de estos es el titulado The art of cooking and serving (la portada está inspirada en él) que ya había sido publicado en Toronto Life en el 2006 y en New Stateman en  2005.
Los halagos más frecuentes que encontramos sobre este libro son aquellos que hacen referencia a lo divertidas y a la vez dolorosas que son las historias y también a la forma en la que la autora disecciona los personajes: hasta lo más profundo .
Mi alabanza particular sería las conmovedoras historias que me encuentro en algunos de los cuentos. Mi favorito, The labrador Fiasco.Ayer intenté releerlo y no pude.Se me pone un nudo en la garganta y la carne de gallina.Trata de una historia familiar en la que el padre está inmóvil por una apoplejía mientras su mujer y su hijo le hacen más liviana la vida al tiempo que sufren el ser testigos de su deterioro físico y mental.Este resumen es poco significativo para lo que The Labrador Fiasco cuenta.Es mucho más pero no sé resumir las emociones , ni la complejidad de la historia que incluye otra dentro de sí misma (que interesante me resulta siempre este mecanismo literario). Uno de los cuentos más bellos que haya leído hasta el momento sin embargo no  quiero dejar atrás los otros: The Headless horseman, The Bad News... no sé , ha sido de lo mejor que tuve en mi mesa la pasada primavera pero también me ocurrió algo con este libro que no me había pasado nunca antes: comencé leyéndolo pensando que era una novela , según la iba leyerndo algunos personajes aparecían y desaparecían de forma un tanto aleatoria, por decir de algún modo. Después miré la contraportada de la edición de Virago y decía "Short Stories". Me ruboricé , sentí vergüenza, vergüenza que quedó luego en nada cuando leí en algún sitio que podía leerse de este modo puesto que están enlazadas en algunas ocasiones y se interpretan como  retazos de vida de uno de los personajes llamado Nell. Otra de las cosas de la Atwood. Sea como fuere, admite las dos lecturas: se pueden leer seguidas, se pueden ir saltando.
Aquí dejo una pequeña entrevista que le hacen a la escritora  a propósito del lanzamiento de Moral Disorder. Aquí comenta de dónde tomó el título del libro. Es curioso, yo lo leí en la sección agradecimientos  y me resultó gracioso el hecho de que alguien abandone un título y tú lo "adoptes".
En español lo publica Bruguera con el título de Desorden Moral.


+++Lecturas (I)

viernes, 29 de julio de 2011

Este año, algunas veces, por razones profesionales, he tenido que dedicarle más tiempo a la literatura española que a la inglesa, pero eso no quiere decir en absoluto que haya abandonado esta última ni por asomo.
Las que siguen fueron algunas de las lecturas de la pasada primavera, lejos de casa.

El Amante Bilíngüe de Juan Marsé. Mi relación con Marsé viene ya de muy lejos. Comenzó durante  mi adolescencia, cuando leí La Muchacha de las bragas de oro. Después llegaron Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí y El embrujo de Shangay. Siempre le he sido fiel, tanto que creo que soy la única lectora capaz de hablar bien de La Muchacha de las Bragas de Oro. He leído a lo largo de estos años críticas atroces de ese premio Planeta setentero, si no me equivoco.
El Amante... es un libro que tenía en casa de una colección de kiosco de Planeta de Agostini en la que aparecían títulos de otros grandes de la literatura española tales como Ana Mª Matute. Siglos llevaba en la estantería pero sabía que estaba ahí por algo. No me desharé jamás de ninguna de sus novelas porque todas me complacen. Adoro su forma de escribir y no veo nada que flojee en sus historias. Se mantiene con sobresaliente de principio a fin. La historia de Marés, hombre que intenta reconquistar a su mujer después de que ésta le hubiese sido infiel, me conmovió y mucho, y de nuevo paseé Barcelona arriba y abajo con los personajes. Estupendo.

El Laberinto de las aceitunas de Eduardo Mendoza. Qué decir cuando ya nada más abrir por la primera página se te escapa una carcajada:

-Señores pasajeros, en nombre del comandante Flippo, que, por cierto, se incorpora hoy al servicio tras su reciente operación de cataratas, les damos la bienvenida a bordo del vuelo 404 con destino a Madrid y les deseamos un feliz viaje.

¡En esos momentos yo estaba esperando a que abrieran el embarque con destino a Madrid! Cruzamos los dedos para que no fuese un pariente de Flippo con el mismo problema de visión el que nos llevara a nuestro destino vacacional de Semana Santa.
Este es el cuarto libro de Mendoza que leo y creo que excepto Sin Noticias de Gurb (lo leí durante una convalecencia por gripe), todos los demás me los llevé de viaje, porque los tengo en bolsillo (Seix Barral) o por simple coincidencia, no sé realmente.

Historias de Londres de Enric González. Absolutamente recomendable para todos los amantes de Londres. Disfruté mucho leyendo estas crónicas del periodista catalán y sólo hubo una pequeña parte que me interesó menos que fue  la que trata de la política del país. Me echo la culpa a mí misma: cada vez me interesan menos esas cuestiones, tanto si  tratan de política internacional como doméstica, qué le vamos a hacer, nobody is perfect!


Todo lo que sé de novela negra de PD James. Siempre me ha resultado entrañable esta escritora, la veo muy maja y muy llana cuando la entrevistan. No he leído hasta el momento ninguna de sus novelas pero admiro sin embargo su trayectoria (ya parezco a  aquella que dijo de Vargas LLosa: "no he leído nada suyo pero le sigo", ejem!).
Este libro me lo llevé prestado de la biblioteca y me resultó muy ameno y muy ilustrativo. Toca muchos puntos de ese género: autores, estilos, evolución de los subgéneros... Tomé  notas y tengo lista de algunas cosas que iré buscando cuando me vaya a la pérfida Albion (encontré uno en la Semana Negra de Gijón pero, como siempre, muy caro). Lo dicho: muy, muy amena lectura.

La vida en titulares. Catherine O'Flynn

domingo, 24 de julio de 2011

Frank presenta las noticias en un canal local en Birmingham. Phil acaba de fallecer atropellado mientras practicaba jogging. Michael es una triste noticia del noticiario de Frank, que también había presentado Phil tiempo atrás. Frank siente compasión y curiosidad por personas que son halladas muertas en circunstancias personales de aislamiento social y familiar y que aparecen en el noticiario para el que trabaja.

De aquí parte la segunda novela de la británica Catherinne O'Flyn (Birmingham, 1970) publicada ahora en España por Seix Barral cuyo título original es The News where you are.
O'Flynn repite tema y estructura aunque no personajes ni argumento, claro. Digo repite pues en su día leí su primera novela Lo que perdimos de la que hablé aquí.
¿Qué asuntos  vuelven a ser recurrentes? Las  vidas marcadas por la soledad y por la pérdida de la juventud, de un ser querido o de la ilusión por estar vivo, simplemente (o no tan simplemente). La muerte con sus mil y un disfraces: fracaso personal, afectivo o profesional. Al final llegan un rayo de esperanza y la resignación ante las ausencias definitivas.
La estructura para mí es muy interesante. Domina el manejo de los flashbacks que utiliza con maestría para narrar episodios individuales de los personas ya desaparecidas  además  de otros sobre el pasado de personajes vivos (son muy bonitos los dedicados a la infancia de Francis/Frank).
Entre medias de esos capítulos encabezados por un nombre propio y por un fecha, va transcurriendo la acción: Frank descubre una foto de Phil y Michael de niños y comienza a indagar en la vida del segundo en busca de familiares o amigos que le puedan explicar el porqué de un fin tan solitario e inexplicable a la vez que le puedan aclarar qué relación pudo tener con su narcisista ex compañero de profesión. El protagonista hace por tanto de hilo conductor de toda la historia, historia llena de casualidades (nada forzadas) narrada en tercera persona. Por el camino se encuentra mucha soledad, un pasado que vuelve, frustraciones y recuerdos personales relacionados también con la soledad de un niño que no se siente querido por su padre, un hombre egoísta que sólo piensa en trascender gracias a sus obras como arquitecto. Al tiempo que derriban los edificios (no trascienden, no, quedan obsoletos) creados por el padre de Frank, se van derribando muchos otros muros de las vidas de los personajes de esta novela. Todo de manera muy sutil. Si fuese una tela sería terciopelo. Todo es suave aunque sea doloroso. En cambio, al final hay esperanza para algunos de ellos, quizá para quienes más se lo merecen, o al menos eso opino.

Me ha alegrado la publicación de una segunda novela de esta escritora británica, pues tal y como dije en el otro post de la primera, deseaba que O'Flynn no se quedase en autora de una única novela.
Hace tiempo navegando por Internet vi que salía a la venta en UK y casi cuando la iba a pedir vi que estaba entre las novedades de la biblioteca más cercana. La he leído en español y no dejo de pensar en los matices que me habré perdido. Le pondré remedio con la tercera novela ...

(Foto Birmingham station tomada de e-architect.co.uk)