GHANA MUST GO de Taiye Selasi

domingo, 15 de junio de 2014

Hace casi ya una semana que terminé la novela y aún me queda un poco  de la  tristeza que me produjo. Es una de las historias más tristes que haya leído en los últimos tiempos, y no triste de dramático (aunque sí en algunos momentos) sino triste porque es el tono de la  historia en el comienzo (poético y bello), el desarrollo y el final (aunque la última, última página suponga una pequeña celebración de la vida).
Kweku Sai es un cirujano de éxito de origen ghanés que vive con su mujer, de origen nigeriano y sus cuatro hijos en Boston. Un aciago día es despedido injustamente de su trabajo y, cargado de culpa y vergüenza, decide abandonar no solo el país sino también a su familia y regresar a África y empezar de nuevo...
A Kweku lo conocemos en las primeras páginas, a punto de morir, mientras es consciente de que se muere, en el jardín de su casa, en plena noche y solo. Cubierto todo por el rocío se enamora de la vida ahora que la está dejando, la admira, quisiera no tener que dejarla pero allí, tumbado en medio del césped descalzo, todo se termina para él  justamente ahora que la novela comienza.
Y lo de descalzo tiene mucha importancia para su hija Taiwo, su padre sin sus sleepers... inconcebible, qué puede haberle pasado para salir al jardín descalzo, él que adoraba ese calzado, que las tenía de todo s tipos y colores y que se las traía de spas y de cualquier sitio donde se lo proporcionasen. Taiwo reflexiona con tristeza sobre este hecho, sobre la silenciosa y solitaria muerte de su padre en medio del jardín, alejado de los suyos.
Taiwo no es la única hija de los Sai, es melliza de Kehinde, por delante Olu, que sigue los pasos profesionales de su padre, y la pequeña es Sadie, la favorita de su madre.
Hubo un antes y un después en la huida de Kweku, el antes era el de una familia feliz, el después toda la pena de una familia rota, de una madre que acude también de regreso a su tierra  en busca de ayuda y deja tras de sí a sus mellizos al cuidado de unos medio hermanos de ella. Ella se lleva a su baby,  su favorita creyendo que a los mellizos les esperaba una mejor vida con esos tíos. Nada más lejos de la realidad....
Y los años van pasando y se enteran de la muerte de su padre y deben volver a Ghana para despedirlo y sabremos todo lo que han vivido todos y cada uno de ellos desde que la familia se rompió y por qué cada uno es como es y por qué se  se han distanciado de algunos de los miembros de su familia.
Taiye Selasi  (Londres,1979) es  hija también de ghanés y nigeriana, educada en Estados Unidos y que actualmente vive en Roma. Fue reconocida por la prestigiosa Granta como uno de lo nuevos valores literarios en lengua inglesa y desde luego que es así. Yo también lo pienso y una vez más corroboro que lo que dice Granta va a misa en lo que a letras inglesas se refiere.
Me ha gustado mucho a pesar de que al principio me volví un poco loca con los nombres y tenía que estar todo el rato recurriendo al árbol genealógico que viene al principio. Luego que ya me familiaricé con los nombres y caí en la cuenta de que cuando hablábamos de Taiwo hablábamos de chica y que cuando hablábamos de Kehinde hablábamos de un chico (es lo que tiene no conocer nombres propios africanos), me olvidé de los preámbulos aclaratorios y me dejé llevar por una historia magistralmente desarrollada, rica en lenguaje, recursos escenarios y personajes. El transcurso de la narración muy al estilo de otros autores británicos contemporáneos: la historia nunca comienza por el principio, disfruta leyendo y ya recompondrás el puzle a medida que avanza, o incluso, cuando acabe.
Larga vida a la carrera literaria de Taiye Selasi...
En España la publica Salamandra con el título de "Lejos de Ghana". Parece que es el título que más se asemeja al original aunque la realidad es que Ghana must go se les llama a un tipo de bolsas de materiales sintéticos en las que los ghaneses repatriados de Nigeria metían sus escasa pertenencias.
De todos modos es más correcto aunque ese significado se pierda que otros títulos de otras ediciones europeas que rehusaron incluir en la traducción del título la palabra Ghana (caso de Italia, por ejemplo) porque creen que no vendería tan bien si el público lector cree estar a simple vista ante una novela sobre África y los africanos. Esto lo leí en un artículo de prensa y me quedé pasmada. No se puede ser más memo (esos editores, I mean)

Mi edición es la  primera, Penguin (hardback), igual a la foto que encabeza esta entrada. El libro ya lo mostré en esta entrada.

Aquí se puede leer una entrevista de el diario El País en la que la autora habla de su novela  y da su opinión sobre temas  tan interesantes como la multiculturalidad o los orígenes.

MÁS ALLÁ HAY MONSTRUOS de Margaret Millar

domingo, 1 de junio de 2014

La vida de ama de casa y madre hizo que Margaret Millar (Ontario, 1915; Santa Bárbara, 1994) enfermase y el médico le mandase reposo. Enfermedad de "los nervios", denominación que pervivió durante mucho tiempo para denominar a la depresión, la ansiedad y, más generalmente, a la frustración, que aunque no sea una enfermedad, sí un desencadenante. Había sido una brillante estudiante de Clásicas en la Universidad pero, al casarse con Kennneth Millar, la dejó sin concluir para dedicarse al papel que se le tenía adjudicado a la mujer...
Kenneth Millar (utilizó el seudónimo de Ross McDonald al comenzar a publicar también novela negra) trabajaba como profesor en el instituto donde ambos coincidieron de adolescentes y, posteriormente, dió clases en la Universidad.
Durante el reposo de Margaret, él le llevaba a casa muchas obras  del género para que leyese hasta que un día ella dijo que si se ponía, ella podría hacerlo mejor que todos aquellos novelistas. Amén.
The Invisible Worm (1941) fue la primera de muchas otras que cosecharon un gran éxito.
Animado por el éxito de su esposa, Kenneth comienza también su carrera literaria en el mismo género .
En 1957 Margaret Millar fue elegida presidenta de la Mistery Writers of América, ocho años antes de que lo fuera también Ross Macdonald. El suyo es el único caso en que marido y mujer han sido cada uno presidentes de esta asociación; y también el único en que los dos miembros de una pareja han obtenido el Gran Premio de la MWA (Grandmaster Award) por el conjunto de su obra.
En la contraportada del libro que publica en España RBA (edición de 2010), se puede leer: "No hay acuerdo acerca de quién se merece ser considerada la Primera Dama del crimen: hay quien apunta a Agatha Christie, hay quien rivindica a Elisabth Sanxay Holding y hay quien le otorga, como yo, el título a la olvidada Margaret Millar" (dicho por Ramón de España).
Aún es pronto para  que  opine sobre esta cuestión, pero teniendo en cuenta lo leído hasta ahora de las damas del género negro clásico, también me quedo con la Millar. Lo digo por lo mucho que me ha gustado Más Allá hay Monstruos (Beyond this Point are Monsters, 1970).
En líneas muy generales (no podría detallar sin desvelar pistas) va de esto: Robert Osborne, joven y afamado ranchero, desaparece un día de su casa y no regresa más. Tras de sí deja un rastro de sangre y una cartera vacía. Desoladas, su joven mujer, Devon, y su madre, que ha sentido una desmedida pasión por su único hijo desde siempre.
Pasados unos años se celebra un juicio que intenta dar ya todo por concluido al no aparecer el joven ni vivo ni muerto. Dos sentimientos se oponen: el de Devon que quiere que ya todo se acabe para poder seguir con su vida y el de su suegra que se niega a creer que su hijo esté muerto en alguna parte.
Durante el juicio vamos a ir conociendo los testimonios de los empleados, del policía que en su día investigó el suceso, de sus vecinos y de su familia.
Poco a poco nos iremos construyendo la vida del ranchero y poco a poco se nos desvelará la verdad que tan oculta permanecía.
Me gustó mucho, como ya  he dicho, muy ameno y muy interesante el desarrollo de la trama. Estupendo.
Francamente buena la elección del título que hace referencia a uno de los recuerdos de infancia de Robert  (no desvelaré nada). Cierras el libro y te detienes a pensar en la relación entre el título y el fondo de la historia ...Entonces reconoces  la necesidad de seguir leyendo a la escritora canadiense.