Tempus fugit. Qué gran verdad y además pasa lleno de viento, lluvia, frío y granizo. Así es como todo transcurrió este invierno-primavera en estas tierras.
Hacía una noche de perros cuando comencé Mi Ántonia. Willa cather era una de esas escritoras de las que siempre decía que tenía que leer algo .Otros como Edith Warthon, E. M. Forster o Updike entran en el mismo grupo: el de autores que he conocido desde siempre pero de los que aún no había leído nada y por eso me planteé el firme propósito de sacar sus libros de mis estanterías y conocer su trabajo (aún me quedan muchos con los que estrenarme, claro).
Mi Ántonia (1918), como su creadora, es también una joven luchadora en un ambiente hostil. Hija de inmigrantes en Nueva Virginia, tiene que tomar las riendas de su familia cuando su padre muere y le espera el duro trabajo del campo primero y luego el éxodo a la ciudad, donde trabajará duramente como criada.
Es la historia de una superviviente contada por Jim, joven unos años menor que ella , su amigo y vecino. Qué mejor que un narrador testigo para dar más credibilidad y verosimilitud al personaje (este tipo de narrador es mi favorito). El cuadro en torno a la historia principal es el mundo rural de los colonos llegados principalmente del centro y del norte de Europa. Una torre de Babel en medio de una tierra árida y unas condiciones de vida igualmente difíciles.
Parece mentira que Wila Cather se hubiese encontrado con tantos obstáculos en su tiempo para publicar y que hoy en día forme parte del club de los grandes escritores americanos . Una no da crédito a esta serie de cosas a pesar de saber de los obstáculos que tuvieron que superar las mujeres tiempos atrás . Estamos en la obligación de dar gracias por su lucha.
Ethan Frome (1911) fue el título que escogí para estrenarme con Edith Warthon (en casa tengo El
Arrecife, Estío,...). De entrada lo digo: magnífico. El ambiente es el mismo que el anterior pero si la anterior tenía un campo de narración más abierto, en esta es el mundo reducido y angustiante de este hombre campesino casado con una mujer mayor que él , victimista e hipocondríaca. En ese microcosmos axfisiante vive también la joven sobrina de la mujer, la única que aporta un poco de esperanza y optimismo. Pero Ethan parece no tener escapatoria del determinismo, esa vida marcada por las penas desde el principio de su existencia y no le espera al final del libro nada bueno aunque haya un momento en el que esperábamos con ansiedad que todo se resolviera satisfactoriamente. Una gran historia y una escritura sobresaliente.
Arrecife, Estío,...). De entrada lo digo: magnífico. El ambiente es el mismo que el anterior pero si la anterior tenía un campo de narración más abierto, en esta es el mundo reducido y angustiante de este hombre campesino casado con una mujer mayor que él , victimista e hipocondríaca. En ese microcosmos axfisiante vive también la joven sobrina de la mujer, la única que aporta un poco de esperanza y optimismo. Pero Ethan parece no tener escapatoria del determinismo, esa vida marcada por las penas desde el principio de su existencia y no le espera al final del libro nada bueno aunque haya un momento en el que esperábamos con ansiedad que todo se resolviera satisfactoriamente. Una gran historia y una escritura sobresaliente.
Siempre hemos vivido en el castillo (1962) lo compré movida por las buenas referencias que me dieron de él y ha sido de los pocos que no han tenido que esperar mucho tiempo para ser leídos.
Este historia de Shirley Jackson es el cuento antihadas (esto es mío). El ambiente podría ser el que rodea a la cándida niña siempre protagonista del cuento de hadas tradicional: baja al pueblito a hacer las compras para su casa, se pasa por la biblioteca de su pueblo y todo esto lara-lá , laralito pero es que Merricat baja al pueblo y no quiere ser vista,se burlan de ella con una cancioncilla que pone los pelos de punta (Merrycat...un té me harás? -No, que me envenenarás).
Vive con su hermana y su abuelo,empeñado en la tarea de escribir sobre lo sucedido, el resto de la familia han muerto envenenados y la casa sirve de fortaleza para los que allí quedan.
No pude dejar de tener la carne de gallina desde que comencé esta historia . Me fascinó no sólo por la trama sino por la cantidad de simbolismos que maneja la escritora y que añade más oscuridad y tinieblas . Fantástica en las dos acepciones del término.
Seguiré hablando en breve de otras lecturas de este invierno+ primavera...
Nota: las portadas de esta entrada están sacadas de Google y sólo la última se corresponde con la edición que yo tengo de ed. Minúscula.
Mi ejemplar de Mi Ántonia lo compré en un kiosko de prensa y está publicado por RBA. El de Ethan From venía con el periódico La Nueva España en una colección muy buena pero que dieron en llamar "La mujer y el amor " (Sic)