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MIXED-UP

jueves, 20 de septiembre de 2012

No me alimento sólo de novelas y sin embargo revisando el blog ¡qué pocas entradas hay de otros géneros!
Esta entrada es un resumen de cosas varias y variadas leídas recientemente .
Que soy fan de Paco Roca no es ningún secreto. Ya lo dije aquí... y ya somos legión. Fue precisamente el otro día viendo la película Arrugas cuando me dí cuenta  de que su último cómic estaba en mi mesita de noche acumulando sanción bibliotecaria. En fin, que Memorias de un hombre en pijama estaba junto a mi pijama prácticamente y yo tan tranquila. Es que me ha gustado mucho y me daba pena sacarlo de casa...
Este último Roca recoge las tiras publicadas por el autor en el diario Las Provincias. Se lee con una sonrisa permanente y muchas veces con una carcajada. La peor parte la lleva quien lee a tu lado porque no puedes evitar comentar en voz alta "mira esto" o "mira lo otro" o "¡qué gracia!, cuántas veces pensé yo en lo mismo que Roca", etc. Resumiendo: quien tienes al lado se cansa de que le comentes cada página y pone cara de "ya, ya lo leeré yo, anda".
El protagonista es un dibujante cuarentón que ve su deseo  de trabajar desde casa y de no desprenderse en todo el día de su pijama cumplido. Pero no todo es felicidad: a veces también se muestra ansioso, otras inseguro; la mayor parte de las veces muy lúcido. Es realmente entrañable y divertido. En las viñetas habitan muchos personajes, los principales, su pareja y sus amigotes, algunos de ellos representan los rasgos más comunes y las debilidades más frecuentes de toda una generación de cuarentones.
El dibujante en pijama es muy cercano y hace unas reflexiones con las que te identificas (o yo al menos así lo hice) como la fantástica del tránsito de los tupper con la que me tronché de risa, o esa otra de la sociedad secreta de los padres que se reunen en las catacumbas para conspirar contra los que no tienen hijos y de este modo además aprovechan para llorar sus penas en petit comité.
Lo mejor de Carlitos y Snoopy me hizo pasar dos  buenos ratos. Adoro a Snoopy, ese perro pasota y contemplador de la vida con panza al sol y afán de escritor. También me gustan todos los demás; Carlitos, Marcia, etc, pero el perro es mi favorito.
Las viñetas están agrupadas por décadas y aunque puedes observar que los personajes se han ido perfeccionando exteriormente, la esencia de cada uno, su personalidad, se mantiene desde su creación en los '50.
Una muy divertida es cuando en el colegio le preguntan a Marcia en el examen ¿Cuándo escribió Tom Sawyer Mark Twain? Y ella responde "Conociéndole como le conozco, seguro que fue por la tarde". Vaya, que ahora  es ver algo de Twain y esa sentencia en mi cabeza.
Como lo tengo para mí, pues lo compré de segunda mano sin estrenar, sé a ciencia cierta que lo leeré en más ocasiones.
Weird Things customer say in Bookshops es una recopilación de Jen Campbell (podéis ver su blog aquí) con ilustraciones de los hermanos McLeod. Recoge las meteduras de pata y otras anécdotas, a veces divertidas y otras veces crueles, de los clientes de dos librerías escocesas: The Edinburgh Bookshop y The Ripping Yarn. Lo compré en TBD y el día que llegó a casa empecé inmediatamente con él. De momento sólo lo hay en inglés. Publicado por Constable.
Aquí dejo muestra de una de las que más me impresionó por su ¿crudeza, absurdez, insensatez, insensibilidad...?
CUSTOMER: Hi, I just wanted to ask: did Anne Frank ever write a sequel?

BOOKSELLER:....

CUSTOMER: I really enjoyed her first book.

BOOKSELLER: Her diary?

CUSTOMER: Yes, the diary.

BOOKSELLER: Her diary was not fictional.

CUSTOMER: Really?

BOOKSELLER: Yes...She really dies at the end-that's why the diary finishes. She was taken to a concentration camp.

CUSTOMER: Oh...That's terrible.

BOOKSELLER: Yes, it was awful-

CUSTOMER: I mean, it's such a shame, you know? She was such a good writer.

ALGUNAS LIBRERÍAS DE EDIMBURGO

lunes, 26 de septiembre de 2011


Fue el único día que amaneció soleado durante nuestra breve estancia en Edimburgo. Atravesamos el Grass Market en dirección a West Port, calle donde está Edinburgh Books. Me sonaba haber leído por alguna parte que en aquella calle había más librerías de viejo aparte de esta, pero no estaba segura, y lo que me encontré fue una larga avenida con varias librerías de viejo, buenas, interesantes, con mucho surtido y muy tranquilas.
Comienzo pues por el principio que es por donde se deben comenzar las cosas, ¿no?
Edinburgh Books tiene una fachada azul muy bonita y tiene pinta de ser pequeña, pero cuando entras, tras darte cuenta que una cabeza de búfalo (el animal se llama Clarence, por cierto) te vigila, descubres que hay varias estancias y recovecos y que nunca acabas de verlo todo, claro. De frente está la ficción muy bien clasificada, como siempre por esos lares, por autores de la A a la Z. En cada esquina una silla con cojín para que te sientes, si te apetece, a hojear los libros. Vas pasando estancias y te encuentras con muchas más cosas de arte, religión, Escocia, deportes..., todo con precios más que razonables. Cuando piensas que ya has acabado te das cuenta de que te queda el sótano (por más que ponía un cartelito "mind the head", me pegué un cabezazo. No sería el primero a lo largo de esos días). Abajo hay literatura de viajes, otras lenguas (muy poco en español) y una sección muy curiosa con partituras musicales que pertenecen a una casa de discos que tiene ese minúsculo espacio alquilado . Siguen los elementos decorativos aquí abajo muy presentes. Me fascinó una vieja máquina de escribir tipo años 40. Aquí hay humedad y hace frío pero estamos solos y hay un silencio impagable. Me voy con dos libros para unos amigos y una bolsa con el emblema de la tienda, el búfalo Clarence, of course.
Siguiendo calle abajo te encuentras con varias más, pero algunas están cerradas y no sé si es que no abren en sábado o que ha cesado el negocio. Entramos en Armchair books. En teoría, según cuenta el folleto que cogí en el Festival Internacional del Libro de Edimburgo al día siguiente de pasear por West Port, esta tienda tiene un local dedicado a la ficción y otro adjunto con mapas antiguos, historia y generalidades. Digo en teoría porque el pequeñísimo local adjunto al de la ficción estaba cerrado y parecía no tener acceso desde el primero, aunque lo cierto es que estuve tan embebida con las interminables estanterías de ficción que ni me acordé de preguntarle a los libreros si podía ver los del anexo. El local es estrecho pero tiene muchísimo y a muy buenos precios. Me tuve que contener porque hubiese llevado como veinte, pero era el primer día en la ciudad y sabía que irían cayendo varios en más librerías y en el festival, tal y como resultó ocurrir (una, que se conoce muy bien). De aquí me llevé One good Turn de Kate Atkinson (portada por cierto con el castillo de Edimburgo) y Perfect Happiness de Penelope Lively. En la acera tenían unas cajas con libros a una libra y allá en seguida que se fue a vigilar el precioso border collie que tienen en la tienda y que minutos antes se había colado por el sinuoso pasillo a saludarnos.

Después de ésta entré en una preciosa, con unas vitrinas en caoba y un doble piso a la vista con barandilla de madera, donde el propietario y el que parecía ser un cliente habitual de mediana edad conversaban sobre la belleza y el valor de unas láminas antiguas. Después de echar un vistazo nos fuimos a Peter Bell books, al lado de la anterior y en la misma acera de Armchair Books. En la línea de las anteriores pero quizá todo más pulcro y ordenado si cabe. Las estanterías y lo que contienen dan sensación de estar en una librería anticuaria más que de libro viejo y casi no me atrevía a mirar los precios dando por hecho que iba a estar todo fuera del alcance de mi bolsillo. No fue así: también tenía muy buenos precios y además los libros estaban en mejor estado que en ninguno de los anteriores locales. El librero muy amable y educado. Nos ofreció su ayuda preguntándonos además si nos sentiríamos más cómodos hojeando por nuestra cuenta. De aquí me llevé Short Stories de Woodehouse  en una edición preciosa en tela, con caja de cartón que enseñaré un día de estos por aquí. También me llevé poesía de Liz Lochead. Abandoné la calle West Port satisfecha y muy emocionada de haber encontrado todos estos sitios sin saber que  formaban la asociación de libreros West Port* (como ya dije antes toda esta información me llegó un día después).


*(portada del folleto informativo de la asociación de librerías y mapa)


Otro de los días en esta ciudad de cuento me pasé por el Blackwells. Está en South Bridge, muy cerca de la universidad. Está muy bien, ya se sabe, aunque esta vez la oferta 3x2 no era muy variada y aún así cayeron cosas de David Lodge y de Jackie Kay entre otras. La sorpresa que me deparó el camino a Blackwell's fue encontrar de camino varias charity shops con libros y justo en la esquina de la gran librería, otra de segunda mano: Southside Books. Ésta estaba muy concurrida y creo que por estar cercana a la universidad tiene muchos libros de texto de medicina, química, filosofía, etc. Aquello era un sin parar de entrar y salir gente joven sobre todo. También hay ficción, pero en menor cantidad que la de los libros específicos  para las facultades. Sí que recuerdo una sección de literatura española francamente novedosa que mezclaba clásicos publicados en España y otros también en nuestro idioma pero publicados por una editorial inglesa.
De aquí me llevé uno que llevaba tiempo buscando de la neozelandesa Patricia Grace.

La última librería de libro viejo que vimos fue McNaughtan's. ¡Lo que nos costó encontrarla! Está en el paseo que lleva a Leith, en lo que llaman New Town. Aquel día llovían perros y gatos y el mapa de nuestra guía en ese momento nos falló, situándonos la librería en el lugar equivocado. Caminata para arriba y para abajo, no dudé en preguntar a la gente en un par de ocasiones pero seguíamos sin dar con ella. Finalmente entré en una Charity shop de la zona y le pregunté al propietario..., ¡estábamos tan sólo a veinte metros! Por cierto: la tienda en cuestión tenía mucha variedad de muebles pero, cómo no, reservaba su esquina librera con una oferta de una libra para los paper backs y dos libras para los Hardbacks. Pena que lo que tenían o bien no me interesaba o bien ya los tenía.

McNaughtan's es una librería de mediados del siglo pasado que en su día estuvo regentada por un militar jubilado. Es preciosa, todo está impecablemente ordenado, silenciosa, tenía todo de todo y además seguíamos con buenos precios. De aquí me llevé Southriding de Winifred Holtby, una novela de Edmund Crispin (autor recientemente descubierto por mí gracias a la lectura de Todo lo que sé de novela negra de PD James) y Curriculum Vitae de Muriel Spark. Con esto di por terminado el cupo disponible para libros de segunda mano porque tenía otros tantos ya en la maleta adquiridos en el festival y en el Waterstone's de Princess Street.

Fotos (de arriba a abajo)
-Edinburgoldtown.org.co.uk
-Abebooks (interior de Armchair books)
-Maneatink (West Port street)
-Bookloversnevergotobedalone